Hola…soy Mariángeles.
Hoy me toca despediros…Me hubiese gustado haberlo hecho como siempre, con abrazos, besos y mirando a vuestros ojos, limpiándoos las lágrimas… pero esta terrible pandemia del Covid 19 no nos lo ha permitido.
Quiero deciros que han sido varios años, en la mayoría de los casos, en los que hemos podido compartir muchos momentos y crecer juntos.
También yo he aprendido de todos vosotros y espero que no olvidéis la lección más importante aprendida en clase de Religión: que seáis muy buenas personas, honestas, luchadoras y dispuestas a ayudar al que os necesite.
También quisiera aprovechar para agradeceros a vosotros y a vuestras familias la confianza que han depositado en mí durante todos estos años y el haber permitido enriquecernos juntos.
Os deseo lo mejor y tened presente que con cariño, esfuerzo y cuidado siempre os será posible llegar a las metas que os propongáis.
No dejéis que la pereza sea más fuerte que vosotros. Buscad siempre la verdad e ir, con ella, por delante; sed fuertes en la adversidad y no os dejéis llevar por la “ley del mínimo esfuerzo”.
Recordad los valores aprendidos (todos los que Jesús nos enseñó): ayuda, humildad, amor al prójimo, perdón, comprensión…
Ahora os toca ponerlos en práctica y cuántos más, mejor.
Tened siempre en vuestras mochilas alegría y ganas de aprender y convivir.
“Abrid vuestras invisibles alas y volad todo lo alto que podáis”, sabiendo que cada día puede ser más maravilloso, si cabe, que el anterior.
Recordad que el éxito no está en vencer siempre sino en no rendirse nunca.
Que sepáis que podéis contar conmigo siempre que me necesitéis y por tanto no es un adiós sino un ¡¡¡hasta cuando queráis!!!
Os quiero
Mariángeles.